Bioproductos Laguneros S. A. de C. V., cómo transitar de estudiante y profesor a un empresario exitoso
Lucio Rodríguez Sifuentes
Como egresado del Instituto de Biotecnología (IBt) de la UNAM, es un placer y un orgullo escribir por primera vez para la revista “Biotecnología en Movimiento”. Qué mejor oportunidad para presentarles la empresa que fundé junto a otros socios, hace 9 años, en la ciudad de Torreón, Coahuila. Bioproductos Laguneros S.A. de C.V. es una empresa de base tecnológica, lo que significa que aprovecha los avances científicos y las nuevas tecnologías para desarrollar procesos, productos o servicios innovadores.
Pero antes de platicarles qué es lo que hacemos en la empresa, me gustaría regresar algunos años atrás, cuando inicié mis estudios de maestría en el IBt. En el año 2002, después de graduarme en Ingeniería Bioquímica, sentí la necesidad de aprender más sobre la biotecnología, especialmente en el manejo de biorreactores, que son equipos utilizados para cultivar organismos como las bacterias de una manera controlada.
Fue así como llegué al laboratorio del Dr. Enrique Galindo, donde realicé mi tesis trabajando con una bacteria para su aplicación en los cultivos agrícolas. También aprendí mucho en la planta piloto del Instituto sobre el uso y funcionamiento de biorreactores y otros equipos usados en los procesos biotecnológicos.
Al graduarme de la maestría en 2005, me impulsaba la inquietud de aplicar los conocimientos adquiridos en el IBT. Esto me llevó a continuar mi formación académica cursando un doctorado, el cual culminé en 2012.
Mi trayectoria profesional se inició como gerente de desarrollo en una empresa del área minera en la ciudad de Torreón, Coahuila. Paralelamente, trabajé como docente en el Tecnológico de Monterrey (Campus Laguna). En 2014, invité a un par de estudiantes para realizar un proyecto de investigación en la empresa). El cual fue todo un éxito, generando considerables ganancias para la empresa.
Este proyecto puso de manifiesto el gran potencial de nuestro equipo, lo que me motivó a compartir con mis estudiantes y un colaborador mi tesis de maestría y la idea de fundar una empresa dedicada a la generación de productos biotecnológicos.
A finales del 2014, nos aventuramos en este difícil, pero muy satisfactorio mundo del emprendimiento. Teníamos claro que necesitábamos mucho dinero, el cual no teníamos, y que debíamos buscar concursos o convocatorias para emprendedores que financiaran nuestro proyecto. Para esto, en marzo del 2015 decidimos constituir legalmente la empresa Bioproductos Laguneros S.A. de C.V., dedicada a la producción de microorganismos para su uso en la agricultura. Pero, ¿Por qué esta elección? ¿Qué ventajas ofrecen los microorganismos en el sector agrícola?
Los cultivos agrícolas son afectados por diversas plagas, como insectos, bacterias, hongos, virus, entre otros. La principal estrategia utilizada para combatir estas plagas es el uso de pesticidas, los cuales son productos químicos que eliminan o controlan las plagas y que generalmente tienen una alta toxicidad para el ser humano y el medio ambiente. Por fortuna, existen otras alternativas más seguras, una de ellas es el uso de microorganismos. Algunos hongos y bacterias, que no causan daños al ser humano, son capaces de neutralizar o eliminar ciertas plagas nocivas de los cultivos agrícolas mediante la producción de compuestos antimicrobianos, depredación, y competencia por espacio y nutrientes. A esto se le conoce como “Control Biológico” (Figura 1).
Figura 1. (a) Hongo patógeno del cacao en rojo; (b) Hongo patógeno del cacao en rojo inhibido por la presencia de un hongo benéfico en verde.
Además de controlar plagas, estos microorganismos benéficos son capaces de liberar nutrientes del suelo y producir sustancias que estimulan el crecimiento vegetal, optimizando así la nutrición de la planta (Figura 2). Podríamos decir que son los probióticos de las plantas, ya que al igual que en la alimentación humana, favorecen un desarrollo saludable.
Figura 2. (a) Plantas de tomate con microorganismos benéficos; (b) Plantas de tomate sin microorganismos benéficos.
Con la empresa recién fundada, nos adentramos en la tarea de buscar microorganismos benéficos en los suelos de la región. Durante 2015 y 2016, recolectamos muestras de suelo y raíz de diversos cultivos y las llevamos al laboratorio para extraer, estudiar y seleccionar a los microorganismos de interés. Particularmente nos interesaron aquellos que tuvieran la capacidad de eliminar a hongos patógenos de cultivos agrícolas, así como de liberar nutrientes del suelo y producir sustancias estimulantes del crecimiento de las plantas. Gracias a técnicas de ADN, logramos seleccionar e identificar a tres especies de bacterias con gran potencial: Bacillus velezensis, Bacillus atropheaus y Azospirillum brasilense. En ese entonces, el Tecnológico de Monterrey, Campus Laguna, nos permitió hacer uso de su laboratorio de microbiología para realizar nuestra investigación.
Ya con las bacterias seleccionadas, decidimos enfocar su aplicación en los cultivos forrajeros, ya que en Coahuila se siembra una gran cantidad de hectáreas de este cultivo. A finales del 2016, participamos en el concurso de emprendimiento “Coahuila Challenge”, donde presentamos nuestro proyecto, y llegamos a la final, pero no ganamos. A pesar de ello, sucedió algo muy importante que llegaría a impulsar a la empresa en sus inicios. En ese concurso, uno de los jurados se interesó por nuestro proyecto, ya que era agricultor y exportador de tomate y estaba en la búsqueda de tecnologías para disminuir el uso de pesticidas prohibidos en Estados Unidos. En ese momento nos invitó a realizar una prueba con nuestras bacterias en uno de sus predios.
A inicios del 2017, con recursos limitados y sin equipos especializados (principalmente biorreactores), comenzamos a producir las bacterias de manera muy casera para aplicarlas en una superficie de 3.6 hectáreas. Los resultados fueron tan alentadores que superaron nuestras expectativas más optimistas: un aumento del 16% en el rendimiento del tomate y una reducción de costos de hasta 57%.
Ante este éxito rotundo, el agricultor nos solicitó tratar una superficie mucho mayor en el siguiente ciclo: 30 hectáreas. Sin embargo, esta nueva demanda nos puso frente a un gran dilema: ¿Cómo podríamos producir la cantidad de bacterias necesarias para cubrir esa superficie tan extensa?
Con el anticipo del agricultor, pudimos comprar algunos equipos y materiales. Ese ciclo agrícola logramos producir bacterias para un total de 10 hectáreas. Para ese entonces salimos al mercado con nuestro primer producto: “Bactisoil”, una mezcla de tres bacterias: Bacillus velezensis, Bacillus atrophaeus y Azospirillum brasilense (Figura 3). Este producto cuenta con registro Cofepris (Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios) y se encuentra en proceso de patente.
Figura 3. Aplicación del producto Bactisoil en campo
Durante ese tiempo habíamos aplicado en diversas convocatorias con el propósito de recibir financiamiento, sin ningún éxito. Para mediados del año 2017, sucedió algo que impulsó enormemente el crecimiento de la empresa. El Instituto Mexicano del Emprendedor (INADEM), ahora extinto, seleccionó nuestro proyecto en una de sus convocatorias y lo financió en un 70%. Con este impulso, pudimos rentar una bodega, instalar un laboratorio de microbiología y adquirir un biorreactor (diseñado por nosotros) para reproducir las bacterias (Figura 4).
Figura 4. Biorreactor de 100 L adquirido con fondos del INADEM
En 2018, ya aplicábamos nuestras bacterias en 100 hectáreas de nuestro primer y único cliente. Estábamos muy conscientes de que para una empresa es demasiado riesgoso tener un solo cliente, es por eso que nos dimos a la tarea de crear nuevos productos y sobre todo captar nuevos clientes. Nuestro segundo producto fue “Trichospore” (Figura 5) a base del hongo Trichoderma harzianum; posteriormente, y a petición de nuestros clientes, lanzamos un adherente a base de Aloe vera y un acidificante a base de ácidos orgánicos. A principios del 2020, empezamos a producir el desinfectante orgánico “Sanivé” para uso agrícola, mismo que decidimos enfocarlo para uso personal con la llegada de la pandemia de COVID-19. Actualmente, este desinfectante lo comercializamos para la industria textil y la industria alimentaria y recientemente hemos lanzado el producto “Sanicyl”, un antiséptico de uso veterinario (Figura 5). Ambos productos están formulados a base de ácido hipocloroso, un compuesto producido por nuestro organismo para eliminar microorganismos que entran a nuestro cuerpo, lo que los hace muy seguros para su uso.
Figura 5. Productos Trichospore y Sanicyl
Bioproductos Laguneros ha evolucionado significativamente, consolidándose en dos divisiones: agrícola y salud. Actualmente, generamos ocho empleos directos y varios indirectos. Atrás quedó nuestra época de sobrevivencia y a partir del año 2019, los socios de la empresa empezamos a percibir un sueldo. Estos años han sido difíciles, pero muy satisfactorios. Hemos superado muchas adversidades y hemos adquirido nuevos conocimientos en diversas áreas que nos han permitido mantenernos de pie y crecer. Estamos muy conscientes que la investigación y la innovación es nuestra principal estrategia para seguir adelante ¡Cada día más alto!
Lecturas recomendadas
- Achiquen Millán, J., Santoyo Cortés, V. H., Martínez González, E. G., & Muñoz Rodríguez, M. (2021). El Ecosistema Emprendedor en las Principales Instituciones de Enseñanza e Investigación Agrícola de México. Journal of Technology Management & Innovation, 16(3), 21-34. https://www.scielo.cl/pdf/jotmi/v16n3/0718-2724-jotmi-16-03-21.pdf
- Club de Innovación y Emprendimiento del Campus Morelos de la UNAM, Campus Morelos (10 de diciembre de 2024). ¿Dónde voy a trabajar cuando termine mi posgrado? https://innovacioncc.github.io/emprendiendodesdeposgrado.html
- Cruz-Cárdenas, C. I., Zelaya Molina, L. X., Sandoval Cancino, G., Santos Villalobos, S. D. L., Rojas Anaya, E., Chávez Díaz, I. F., & Ruíz Ramírez, S. (2021). Utilización de microorganismos para una agricultura sostenible en México: consideraciones y retos. Revista Mexicana de Ciencias Agrícolas, 12(5), 899-913. https://cienciasagricolas.inifap.gob.mx/index.php/agricolas/article/view/2905
- Paredes, A. P., Sánchez, I. R., & Ángeles, D. M. M. (2022). Emprendimiento empresarial en jóvenes universitarios de México. Revista Venezolana de Gerencia: RVG, 27(8), 1009-1023. https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=8890805
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Acerca de los autores
Lucio Rodríguez Sifuentes es Profesor Investigador Titular C en la Facultad de Ciencias Biológicas de la Universidad Autónoma de Coahuila (UA de C). Cursó estudios de licenciatura en Ingeniería Bioquímica en la UA de C; Maestría en Ciencias Bioquímicas en el Instituto de Biotecnología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM); Doctorado en Ingeniería Bioquímica en el Instituto Tecnológico de Durango (ITD); Posdoctorado en el Instituto Tecnológico de Monterrey Campus Monterrey y certificaciones Lean Six Sigma en Yellow, Green y Black Belt en el Lean Six Sigma Institute. Sus líneas de investigación se centran en el aprovechamiento de subproductos de la industria alimenticia para la obtención de productos de valor agregado, la optimización de procesos y los cultivos microbianos para la obtención de compuestos de interés.